A finales del siglo 19, en la mediana ciudad de Managua de ese entonces, el descubrimiento envuelto en misticismo de una pequeñita estatua católica de Santo Domingo de Guzmán, provocó el inicio y evolución de una festividad tradicional masiva de mucho colorido, fervor y alegría, que vino a trasformarse en las Fiestas Patronales de la ciudad capital.
Actualmente, cada Agosto, en específico los días primero y 10 de mes (feriados en la ciudad), varios segmentos de avenidas principales de Managua se inundan de gente que celebra las fiestas de “Minguito”, a como la gente ha llamado con un profundo cariño irreverente a Santo Domingo (en Nicaragua “mingo” es un apodo familiar del nombre Domingo, y minguito es un diminutivo del último).
Los capitalinos tienen diferentes percepciones de estas festividades: para unos cuantos es un evento sin importancia y simples días feriados, para otros muchos es un momento de hacer fiesta o salir a curiosear a las calles, pero para una gran parte de la población tienen un significado ligado a la devoción religiosa expresiva y bullanguera.
En Managua, las actividades de las fiestas agostinas actuales tienen dos diferentes escenarios, que se repiten cada uno de los dos días principales. Por un lado se realiza la procesión del santo, en la cual participan miles de personas y están llenas de mucha tradición cultural, expresión religiosa y entusiasmo; y en otro punto se lleva a cabo el desfile hípico y de carrozas, al que asisten también una enorme cantidad de personas con ánimos de entretenerse y participar del ambiente de fiesta de las calles.
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